La ciencia médica, la fisiología o la psicología están muy inmaduras en el sentido de que sólo trabajan en la superficie del ser humano, no han encontrado un camino que lleve al centro del hombre. Y debido a que no aceptan la existencia de alguna consciencia más allá de la mente, de alguna consciencia más allá de la muerte, están completamente cerradas, llenas de prejuicios y en contra del tremendo esfuerzo que los místicos han realizado por encontrar el centro de la consciencia.
A menudo el diagnóstico de un fisiólogo o un médico es absolutamente erróneo por la simple razón de que su visión no es suficientemente amplia. Su visión del hombre se reduce a la materia; para ellos la mente es sólo un subproducto de la materia, un fenómeno sombrío más allá del cual no hay nada más, nada eterno, nada que pueda permanecer por siempre. Han fabricado una imagen que provoca la desesperación de la gente inteligente. Y debido a este rechazo, su enfoque no es científico; es tan supersticioso como cualquier otro fanatismo religioso o político.
La ciencia no tiene legitimidad para negar la consciencia a menos que explorara el espacio interior de la consciencia humana y encontrara que no es nada más que un conglomerado de sueños, que no es una realidad sino una sombra. Pero no lo han explorado; simplemente lo han dado por asumido.
El materialismo es la asunción de la superstición del mundo de la ciencia, al igual que Dios, el cielo y el infierno son las supersticiones del mundo de la religión.
La ciencia no es todavía una ciencia pura, y no puede serlo porque el científico todavía no es inocente, imparcial, libre de prejuicios, no está dispuesto a buscar la verdad a pesar de sí mismo y de sus condicionamientos.
Has hablado acerca de la necesidad de que la medicina-Occidental contemple al hombre como un organismo completo, y que lo que el hombre precisa no es que se le trate solamente la parte que está enferma. Puedes, por favor, hablar más acerca de esto.
Pongamos por caso que tienes dolor de cabeza; te darán una aspirina. La aspirina no cura, simplemente hace que no percibas el síntoma. La aspirina no elimina el dolor de cabeza, lo que hace es no permitirte que lo sientas. Te confunde. El dolor de cabeza persiste pero tú ya no lo percibes. Crea una especie de inconsciencia.
Pero, primero de todo: ¿por qué tenías dolor de cabeza? La medicina común no se preocupa de ello. Si vas a un médico no se tomará la molestia de averiguar por qué tienes dolor de cabeza. ¡Tienes dolor de cabeza! Para él es un problema simple: «El síntoma está ahí, toma esta medicina -alguna droga, alguna sustancia química- y ese síntoma desaparecerá». Es posible que desaparezca el dolor de cabeza pero que mañana tengas el estómago revuelto; otro síntoma se ha manifestado.
El hombre es una unicidad; el hombre es una totalidad, una unidad orgánica. Puedes desplazar el problema de un lugar, pero se manifestará en otro lugar. Tal vez pase algún tiempo antes de que llegue al otro lugar, pero llegará. Y si se le vuelve a desplazar, se manifestará en otro lugar. Se le va empujando de un lugar a otro... y el hombre tiene tantos lugares. El problema se va desplazando de un rincón a otro.
El resultado de esto es que en lugar de sanarte enfermarás cada vez más. Y a veces ocurre que algo pequeño se convierte en una grave enfermedad. Por ejemplo, si inhibes el dolor de cabeza, si inhibes el dolor de estómago, si inhibes el dolor de espalda, si inhibes todos los dolores, si cada vez que te duele algo lo neutralizas inmediatamente; si durante años has estado reprimiendo la enfermedad -porque eso es reprimir-, un día la enfermedad se refuerza, se reafirma de una forma más organizada, y puede convertirse en un cáncer. Todo eso se ha ido acumulando y entonces se reafirma casi como una explosión.
¿Por qué todavía no hemos sido capaces de encontrar un medicamento para el cáncer? Quizá el cáncer sea una expresión de las enfermedades reprimidas del hombre. Sabemos cómo reprimir por separado cada enfermedad, pero el cáncer no es una simple enfermedad, es un ataque colectivo. Es un ataque total: todos los males se unen, juntan sus fuerzas. Se han constituido en un ejército que ahora te ataca. Por eso fracasan los medicamentos; parece que de momento no hay posibilidad de encontrar un medicamento.
El cáncer es una enfermedad nueva; no existe en las sociedades primitivas. ¿Por qué no existe en las sociedades primitivas? Porque el hombre primitivo no reprime, no hay necesidad. El cáncer es una rebelión de todo tu sistema. Si no lo reprimes no tiene necesidad de rebelarse. Los pequeños males llegan y se van.
La actitud religiosa consiste en buscar el origen, no el síntoma. Esto es lo que yo llamo la «Psicología de los Budas». Si tienes un dolor de cabeza, no es que tengas una dolencia, no es que tengas una enfermedad. De hecho, es una señal de tu cuerpo mediante la cual indica que algo marcha mal en el origen; ¡corre al origen! Busca qué es lo que anda mal. La cabeza te está dando simplemente una pista, una alarma: «Escucha al cuerpo. Algo marcha mal, estás haciendo algo que no es correcto, que está destruyendo la armonía del cuerpo. No lo vuelvas a hacer, de lo contrario el dolor de cabeza te lo recordará».
El dolor de cabeza no es una enfermedad, el dolor de cabeza no es tu enemigo; es tu amigo. Está a tu servicio. Es absolutamente esencial para tu existencia que el cuerpo pueda avisarte cuando algo va mal. Pero en lugar de cambiar lo incorrecto, simplemente apagas la alarma: te tomas una aspirina. Esto es absurdo. Esto es lo que está ocurriendo en la medicina y en las psicoterapias: que se hace un tratamiento sintomático.
Por eso se pierde lo esencial. Lo esencial es buscar el origen. La próxima vez que tengas dolor de cabeza prueba una pequeña técnica de meditación de forma experimental; más adelante podrás experimentar con trastornos mayores y síntomas mayores.
Cuando tengas dolor cabeza prueba un pequeño experimento. Siéntate-silenciosamente y obsérvalo, pero no como si estuvieras observando a un enemigo. Si lo miras como si mirases a un enemigo no serás capaz de verlo correctamente. Lo evitarás; nadie mira directamente al enemigo, uno lo evita, uno tiende a evitarlo. Míralo como a un amigo. Es tu amigo, está a tu servicio. Te está avisando de que algo va mal; mira en esa dirección. Simplemente siéntate silenciosamente y contempla el dolor de cabeza sin ninguna intención de detenerlo, sin ningún deseo de que desaparezca, sin conflicto, sin antagonismo. Solamente míralo, contempla lo que es.
Observa; de esta forma si hay algún mensaje interior el dolor de cabeza podrá transmitírtelo. Tiene un mensaje codificado. Si lo observas silenciosamente te sorprenderás. Si miras silenciosamente, sucederán tres cosas. Primero: cuanto más lo mires, más se intensificará. Entonces te confundirás: « ¿De qué me sirve si se vuelve más intenso?». Se vuelve más severo porque lo has estado evitando. Estaba ahí, pero lo estabas evitando, lo estabas reprimiendo; incluso sin la aspirina lo estabas reprimiendo. Cuando lo miras, desaparece la represión. El dolor de cabeza se manifestará con su severidad natural. Entonces lo estarás oyendo sin taparte los oídos; será muy intenso.
Si se está volviendo severo, puedes estar satisfecho de que estás mirando correctamente. Si no se agudiza, todavía no lo estás mirando; todavía lo estás evitando. Míralo; se intensificará. Esa es la primera indicación de que sí, de que está en tu visión.
La segunda cosa es que se concretará más en un punto; no se propagará en una región amplia. Lo que pensabas al principio era: «Me duele toda la cabeza». Ahora ves que no es toda la cabeza, que sólo se trata de un pequeño punto. Esto también es una indicación de que lo estás contemplando más profundamente. La sensación de dolor en una región amplia es un truco, es una forma de evitarlo. Si se concreta en un punto resulta más agudo, así que creas la ilusión de que es toda la cabeza lo que te duele, de que se propaga por toda la cabeza, y entonces el dolor no es tan intenso en ningún punto. Estos trucos los utilizamos continuamente.
Contémplalo, y el segundo efecto será que se concentrará más y más y más. Llega un momento en que solamente es una punta de una aguja; muy afilada, inmensamente afilada, muy dolorosa: nunca has sentido tanto dolor en la cabeza; pero confinado a un punto muy pequeño. Sigue observándolo.
Entonces sucede la tercera cosa, que es la más importante. Si continuas contemplando ese punto cuando el dolor es muy severo y está confinado y concentrado en ese punto, a menudo encontrarás que desaparece. Cuando la observación es perfecta, desaparece. Y cuando desaparezca, tendrás un vislumbre de su origen, de cuál es la causa. Te ocurrirá muchas veces. El dolor regresará de nuevo: tu observación ha dejado de ser tan alerta, tan concentrada, tan atenta. Cuando tu observación esté realmente ahí, desaparecerá; y cuando desaparezca, te sorprenderás: tu mente está dispuesta a revelarte cuál es la causa, esa causa que se ocultaba tras el dolor.
Pueden tratarse de mil y una causas. Hay diferentes causas, aunque suena siempre la misma alarma, ya que el sistema de alarma es muy simple. En tu cuerpo no hay muchos sistemas de alarma. Puede sonar la misma alarma por diferentes causas. Tal vez últimamente has estado enfadado y no lo has expresado.
De pronto, como una revelación, se te evidenciará; verás toda la ira que has ido acumulando... como pus dentro de ti. Ahora hay demasiada ira y quiere liberarse. Necesita una catarsis. ¡Ten una catarsis!: verás que inmediatamente desaparece el dolor de cabeza. No había necesidad de una aspirina, no había necesidad de ningún tratamiento.
De pronto, como una revelación, se te evidenciará; verás toda la ira que has ido acumulando... como pus dentro de ti. Ahora hay demasiada ira y quiere liberarse. Necesita una catarsis. ¡Ten una catarsis!: verás que inmediatamente desaparece el dolor de cabeza. No había necesidad de una aspirina, no había necesidad de ningún tratamiento.
_____Osho_____
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