miércoles, 3 de diciembre de 2014

CELEBRANDO LA MUERTE

Una bella historia que nos hace reflexionar acerca de la Vida y de la Muerte...


"Me contaron la historia de tres monjes…no sé sus nombres porque nunca se los dijeron a nadie; es más, jamás decían nada…por eso en China se los conoce  solamente como “los 3 monjes reilones”…Lo único que hacían era entrar en una aldea, se paraban en medio de la plaza y se empezaban a reír…De pronto, la gente se daba cuenta y viéndolos reírse, se largaban a reír ellos también con todo su ser…Después llegaba otra gente que también se agarraba la infección y en seguida se congregaba una multitud que, con sólo mirarlos, se ponía a reír…¿qué estará pasando?…y así toda la aldea entraba para participar…Estos monjes después se iban a otro pueblo y así…Eran muy queridos…y eso -esa risa- era su único sermón, su único mensaje…Ellos no enseñaban nada, solamente creaban la situación...


Lo que pasó con el tiempo fue que se hicieron famosos en todo el país…eran “los 3 monjes reilones”; toda la China los quería, los respetaba; nadie antes había predicado de esa manera -que la vida tiene que ser simplemente una carcajada y nada más…-y ellos no se reían de nadie en particular, solamente se reían, como si hubiesen entendido el chiste cósmico…Propagaban tanta alegría en toda la China…y sin usar ni una sóla palabra…La gente, claro, les preguntaba sus nombres, pero ellos solamente se reían, así que de esa risa les surgió el nombre -“los 3 monjes reilones”-…
Después envejecieron, y uno de ellos murió en una aldea…toda la aldea, por supuesto, tenía muchas expectativas, estaba llena de expectativas, porque ahora por lo menos uno de ellos había muerto: ahora sí tenían que llorar…Esto era algo que valía la pena ver, porque nadie podía concebir que esta gente llorase…
Se congregó la aldea completa, y ahí estaban los dos monjes sobrevivientes parados junto al cadáver del tercero riéndose con tales carcajadas que los aldeanos extrañadísimos les preguntaban:
“¡Por lo menos expliquen esto!”
Entonces, por primera vez, se dispusieron a hablar y dijeron:
“Nos reímos porque  este hombre nos ganó…Siempre nos preguntábamos quién sería el primero en morir, y este hombre nos ganó…por eso nos reímos de nuestra derrota y de su victoria…y además, él vivió con nosotros muchisimos años, y nos reímos juntos y gozamos mutuamente de nuestra compañía, de nuestra presencia…no puede haber otra forma de darle la despedida; solamente nos podemos reír…”


Toda la aldea estaba triste pero cuando pusieron el cadáver del monje muerto en la pira funeraria, toda la aldea se dio cuenta que no sólo los dos monjes se estaban riendo…el tercero, que estaba muerto también se estaba riendo, porque un rato antes de morir, les había dicho a sus compañeros:
“¡No me cambien la ropa!”
Ya era una costumbre que cuando moría un hombre, se le cambiaba la ropa y se bañaba su cuerpo; pero él les había dicho:
“No me bañen, porque jamás estuve sucio…Hubo tanta risa en mi vida que no se me pudo haber acumulado ninguna impureza, no acumulé nada de polvo; la risa siempre es joven y fresca, así que no me bañen y no me cambien de ropa…”
Entonces, por respeto, así lo hicieron; y cuando pusieron su cuerpo en la pira, de pronto se dieron cuenta que el hombre había escondido muchas cosas bajo su ropa, y de repente…¡Fuegos artificiales chinos! 
Entonces, se empezó a reír toda la aldea y los dos monjes dijeron:
“¡Ah, pícaro, nos ganaste otra vez: fuiste el primero en morir y el último en reír…!”


Cuando se llega a entender todo el chiste cósmico, se produce una risa cósmica…
Esta es la risa más elevada; solamente una buda puede reírse así... 
Estos 3 monjes, deben haber sido 3 budas"…
Osho






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