Si miras la vida serás capaz de saber qué es la muerte. Si entiendes lo que es la muerte, sólo entonces serás capaz de entender lo que es la vida. Si realmente quieres vivir, tienes que estar listo para morir. ¿Quién dentro de ti tiene miedo a la muerte? ¿Tiene la vida miedo a la muerte? No es posible. ¿Cómo la vida puede tener miedo de su propio proceso integral? Algo más tiene miedo dentro de ti. El ego tiene miedo dentro de ti. La vida y la muerte no son opuestas, el ego y la muerte son opuestos. La vida y la muerte no son opuestas, el ego y la vida son opuestos. El ego está en contra de las dos, la vida y la muerte. El ego tiene miedo de vivir y el ego tiene miedo de morir. Tiene miedo de vivir porque cada esfuerzo, cada paso hacia la vida, acerca la muerte.
Y la muerte dijo: "¿Me has llamado?"
"El otro día leí una antigua fábula india, la del leñador. La historia es así:
Un anciano leñador regresaba del bosque cargando un enorme y pesado hato de leña sobre la cabeza. Era muy viejo y estaba cansado, no sólo cansado a causa del trabajo de aquel día, sino cansado de la propia vida. La existencia no significaba gran cosa para él, sólo un ciclo muy cansado que se prolongaba de un día a otro: dirigirse al bosque de madrugada, pasarse la jornada cortando leña, y luego cargar con ella al anochecer de regreso a la aldea. No recordaba haber hecho nada más, sólo eso. Y así había sido toda su vida. Estaba aburrido. La vida no tenía sentido para él; no significaba nada.
Además, precisamente ese día se sentía muy cansado y sudoroso. Sentía dificultad para respirar al tener que cargar con la leña y consigo mismo. De repente, como un acto simbólico, tiró la leña al suelo. Ese momento le llega a todo el mundo en la vida, cuando uno quiere deshacerse de la carga. No se trata de la carga de leña que lleva en la cabeza, sino de un acto simbólico, pues con la leña también tira toda su vida. Cayó al suelo de rodillas, elevó la mirada al cielo y dijo: "¡Oh, muerte! Le llegas a todo el mundo, pero a mí no. ¿Por cuántos sufrimientos más deberé pasar? ¿Cuántas cargas me quedan por llevar? ¿Es que no es ya suficiente castigo? ¿En qué me he equivocado?".
No pudo dar crédito a sus ojos: ¡de repente apareció la muerte! El leñador no se lo podía creer, y miró a su alrededor, anonadado. ¡Dijese lo que dijese, no lo había dicho en serio! Nunca había oído nada igual, que la muerte apareciese al llamarla.
Y la muerte dijo: "¿Me has llamado?"
El viejo olvidó todos sus males, su cansancio y toda su vida de aburrida rutina. Se puso de pie de un brinco y dijo: "Sí, sí. Te he llamado. Por favor, ¿podrías ayudarme a cargar de nuevo el hato de leña sobre la cabeza? Como no había nadie más, te llamé a ti".
Hay momentos en que uno se siente cansado de la vida. Son momentos en los que se desearía morir. Pero morir es un arte que debe aprenderse. Y estar cansado de vivir no significa que en lo más profundo de uno haya desaparecido el anhelo de vivir. Puedes estar harto de un tipo de vida en particular, pero no de la vida en sí misma. A todo el mundo le aburre un tipo de vida en particular: la rutina, el cansancio, hacer lo mismo una y otra vez, la repetición. Pero nadie está cansado de la vida en sí misma, y si llegase la muerte harías lo mismo que el leñador. Así que no te rías de él porque se ha comportado de manera perfectamente humana. Tú también has pensado en muchas ocasiones acabar con toda esta tontería. ¿Para qué continuar? Pero si la muerte apareciese de repente, no estarías preparado".
Osho, El sendero del yoga
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