sábado, 4 de marzo de 2017

La Vida es la Ceremonia




Quienes queremos la Paz, el Amor y la Luz en Nuestras Vidas en algún momento hemos buscado de que forma la podríamos conseguir, entonces hemos encontrado muchas ofertas, talleres, cursos y encuentros donde la Energía nos envolvía y entrábamos en estados sublimes, fluía con facilidad expresar "Te Amo" a nuestros compañeros de grupo y en ese momento sentíamos que nos desbordaba el amor... Durante varios días permanecemos en ese estado sublime, pero la vida continúa y nos vuelve a presentar los conflictos diarios, el desencuentro con los otros, la vorágine que nos envuelve nuevamente...




Es fácil decir que amamos a todo el mundo, lo difícil es llevar ese estado a lo que experimentamos en la cotidianidad.

Hay una gran oferta de talleres, terapias, ceremonias, viajes a lugares energéticos del planeta y muchos otros “productos espirituales”... Esto nos da la posibilidad de tomar contacto con aspectos de la vida que de otra forma desconoceríamos.

Y siempre hablando de que seamos honestos, que tomemos los cursos o talleres para aprender y crecer y no para alimentar el ego con nuevos diplomas para decir que sabemos y ser más que los demás (lamentablemente esto es lo que más sucede) exhibiendo orgullosos el papel que lo acredita en las redes sociales.


Si bien la información resulta útil, el riesgo es quedarse atrapado viendo figuras de luz y colores y caer fácilmente en la adicción a esas terapias, cursos y ceremonias. Es común en este tipo de ambientes la siguiente pregunta : “¿que hago cuando vuelva al mundo real después de haber experimentado sensaciones tan maravillosas?”. No encontrar una respuesta es justamente lo que nos mantiene atados a querer experimentar, una y otra vez, esas sensaciones, y estamos dependiendo siempre de esas muletas que nos hacen felices momentáneamente


Es fácil sentirse bien, sentirse luminoso mientras duran nuestras “experiencias espirituales”. Es fácil decir que amamos a todo el mundo y que vibramos en armonía. Lo difícil es llevar ese estado a lo que experimentamos en la cotidianidad.

Ese es el desafío, darnos cuenta de que no hay algo que no sea sagrado. Caminar por la calle de cualquier ciudad del mundo es en si misma una experiencia sagrada.

Cuando acaba la ceremonia, ahí empieza el momento de aplicar lo aprendido, ahí empieza la verdadera ceremonia, que es la vida misma.

No se trata de vivir de ceremonia en ceremonia, sino de darse cuenta de que cada pequeño acto es una ceremonia sagrada. Vivir aquí y ahora nos puede acercar a esta comprensión, aceptar el momento y vivirlo totalmente,  sintiendo que cada momento es una experiencia a tener en cuenta."


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