¿Está la iluminación más allá de la naturaleza de las cosas?
LA ILUMINACIÓN ES LA PROPIA NATURALEZA de las cosas. Pero eso es algo que nunca se ha dicho; al contrario, las mentes de las personas se han corrompido por haber creado metas contrarias a la naturaleza, otorgándoles bonitos nombres como «supernaturaleza». Y el hombre cayó en esa trampa por una razón muy simple: la naturaleza de las cosas ya está donde tú estás.
No es una diversión, ni un desafío, ni una invitación a poner tu ego a prueba.
No es una estrella lejana. Para nutrirse, la mente necesita algo que sea muy difícil, algo que sea casi imposible. Solo cuando alcanzas lo imposible, puedes sentir que eres alguien especial.
La iluminación no es un talento.
No es como un don para la pintura, para la poesía o para la ciencia, con el que uno nace; esos son talentos.
La iluminación es simplemente la propia fuente de vida de todos y cada uno. Para encontrarla, ni siquiera tienes que salir de tu casa. En cuanto sales de tu casa a buscarla, te estás alejando, y quién sabe cuándo serás capaz de regresar a tu casa.
La iluminación no es otra cosa que darse cuenta del hecho de que «yo soy lo que siempre he querido ser, y nunca he sido otra cosa ni lo podría ser, nunca». La naturaleza, por definición, es algo que no puedes sobrepasar. Puedes intentarlo y causar desdicha, ansiedad y angustia en el esfuerzo, pero no puedes sobrepasarla.
La naturaleza eres tú.
¿Cómo vas a sobrepasarte a ti mismo?
Es tu fuente de vida, tu propia existencia. Dondequiera que vayas, irá contigo.
Hay historias que hablan de personas cuya primera experiencia de ellas mismas fue una simple carcajada, al darse cuenta de lo absurdo que había sido lo que habían estado intentando hacer... ¡intentaban ser ellos mismos! Esa es la única cosa imposible en el mundo, porque ya lo eres, ¿cómo vas a intentar serlo?
Pero los sacerdotes, los llamados líderes religiosos, y todos aquellos que han querido que tú fueras un esclavo, te han inculcado ideales. Te dicen: «Si no te comportas de una determinada manera, te estarás equivocando». Si no haces lo que ellos prescriben, no serás bueno.
Nadie le ha preguntado nunca a esa gente: «¿Quién os ha otorgado la autoridad de decidir por los demás? Si pensáis que algo está bien, hacedlo, pero no tenéis ningún derecho a decirle a los demás
que os sigan».
Estás rodeado de gente que intenta volverte loco. Aparte de eso, todo lo demás es exactamente como debe ser. Este es el mundo más perfecto, no falta nada. Pero algunos chiflados no pueden quedarse tranquilos si no incitan a otros a perseguir sombras que jamás podrán ser alcanzadas.
Pero, cuanto más inalcanzables. cuanto más absurdas, cuanto más desesperanzadas, cuanto mayor sea el sentimiento de vacío total... y así se va asentando la tristeza, y con el tiempo se va haciendo cada vez más espesa.
Nunca aceptes ningún criterio que te haga sentir desdichado.
Nunca aceptes ninguna moralidad que te haga sentir culpable.
Nunca aceptes nada que intente imponerte algo en contra de tu naturaleza.
Simplemente sé tú mismo, entonces serás perfecto.
Si te alejas de ti mismo, te estarás buscando problemas. Todo el mundo tiene problemas.
Yo nunca he visto a un hombre que sea realmente desdichado, y me he relacionado con miles de personas. Todo lo contrario, lo único que he visto ha sido personas disfrutando de su desdicha, exagerando su desdicha. Uno siente una enorme compasión por esas personas que, pudiendo florecer como flores hermosas, se marchitan.
Han perdido el camino de vuelta a casa. y todo el mundo está intentando ayudarles a llegar a alguna otra parte: «Conviértete en un Buda. conviértete en un Jesús, conviértete en un Moisés». Pero nadie te dice nunca: «Simplemente sé tú mismo».
¿Qué conexión hay entre Moisés y tú? ¿Qué lazos hay entre Jesucristo y tú? Pero la gente sigue adorando, rezando, con la esperanza de llegar a ser algún día como los ideales de su imaginación. Naturalmente, siempre fracasan. Tú eres una rosa y siempre serás una rosa. Deja que todo el mundo lo condene o lo alabe, ¿qué más da?
Una vez que un hombre toma la posición de «Me voy a reafirmar a mí mismo» —y eso no tiene nada que ver con el ego—, está simplemente protegiéndose de un mundo criminal, corrompido desde hace miles de años. Tú tienes todo el derecho de protegerte, de no dejar que te envenenen. Y no sentirás ninguna necesidad de ningún dios. de ninguna religión, de ningún código moral, de ninguna metodología, de ningún esfuerzo para iluminarte. Ser simplemente natural es más de lo que te puedas imaginar.
Excepto el hombre, toda la existencia está iluminada. Nada está intentando ser ninguna otra cosa; todo se siente cómodo, en casa. con el universo.
Un gran científico, Julian Huxley, defiende cierta hipótesis: no hay manera de demostrarla, pero parece tener cierto sentido. Después de toda una vida de investigación, su conclusión es que: «Al parecer algo ha ido mal en el propio mecanismo del hombre. Porque ningún árbol parece sufrir ansiedad, los animales salvajes no se suicidan, en la naturaleza no hay animales homosexuales».
Pero, sin embargo, en los zoológicos ocurre algo extraño. Cuando los animales están en un zoológico, empiezan a adquirir algunas de las grandes cualidades de la humanidad: se vuelven homosexuales.
Incluso ha habido casos de suicidios de animales en los zoológicos.
Se vuelven pervertidos, empiezan a hacer cosas que ninguno de sus ancestros había hecho nunca, en milenios. ¿Qué ocurre en los zoológicos? Se vuelven parte de la sociedad humana. Empiezan a imitar a los seres humanos. Se distorsionan, se desnaturalizan.
Yo veo que, excepto el hombre, el resto de la existencia es completamente sana, se siente absolutamente cómoda. La idea de Julián Huxley alberga cierto valor pragmático. Puede que no sea
posible saber qué es lo que ha ido mal, porque el hombre es un mecanismo muy complejo, pero lo que es seguro es que algo ha ido mal.
A mí me parece que no se trata de algo hereditario, sino de algo que les ocurre a todos y cada uno de los niños, porque todos los niños nacen en una sociedad insana, y tienen que aprender los comportamientos de la gente insana. Para cuando son capaces de desarrollar cierta inteligencia, ya están envenenados. Ya es demasiado tarde, ya se han convertido en imitadores.
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