Selección de poemas de J. Krishnamurti
No ames tan solo la hermosa rama,
Ni grabes su imagen en tu corazón.
El tiempo la corrompe.
Ama el árbol.
Entonces amarás la rama hermosa,
Y la hoja, sea tierna o ya marchita,
El tímido capullo, la abierta flor,
El pétalo caído y la copa que oscila:
La sombra generosa de consumado amor.
O, ama la Vida en toda su grandeza.
¡La Vida no conoce corrupción!
Como el alfarero
Modela el barro
Para regocijo de su corazón,
Así tú puedes crear
Tu futuro
Para la gloria de tu Ser.
Como el hombre del bosque
Abre un camino
A través de la espesa maleza,
Así tu puedes construir
Un camino franco
A través del torbellino del dolor,
Hacia tu liberación de las tristezas,
Hacia tu eterna felicidad.
Como la flor al perfume,
En mi corazón te tengo,
O mundo.
Guárdame en tu corazón,
Pues soy la Liberación,
La eterna felicidad de la Vida.
Como la piedra preciosa
En la entraña de la tierra,
Así estoy escondido
En lo profundo de tu corazón.
Aunque tú no me conoces,
Yo te conozco muy bien.
Aunque en mí nunca pienses,
Mi mundo está lleno de ti.
El fin está
en el principio de todas las cosas,
Suprimidas y ocultas,
Esperando ser libertado por el ritmo
Del placer y el dolor.
Detenido en la agonía del Tiempo,
contrecho por la secreta fuerza del crecimiento,
O Amado,
El Yo del cual tú eres el todo,
Busca la senda del éxtasis iluminado.
Modelado en la poesía del ritmo,
Reuniendo las riquezas que produce la vida,
O Amado,
El Yo del cual tú eres el todo,
Traza su senda hacia el corazón de todo lo creado.
En el secreto santuario del deseo,
Por las reconditeces del amor envolvente,
O Amado,
El Yo del cual tú eres el todo,
Danza la canción de la Eternidad.
Por el visible e invisible infinito,
En la rueda de muerte y nacimiento,
O Amado,
El Yo del cual tú eres el todo,
Tiende un puente sobre los abismos que separan.
Abstraído en ferviente adoración,
Alucinado por las vanas pesquisas del pensamiento
O Amado
El Yo del cual tú eres el todo,
Se está fundiendo en lo Incorruptible.
Como siempre, o Amado,
El Yo es sin cesar el todo.
¡Cuán fácilmente
el apacible estanque es perturbado
por el viento que pasa!
No, amigo,
No busques tu felicidad en las cosas fugaces.
Hay tan solo un camino;
Ese camino está en ti mismo,
A través de tu propio corazón.
Un sueño nace de una multitud de anhelos.
Cuando la mente está apacible,
No perturbada por el pensamiento;
Cuando el corazón se siente casto
Desbordante de amor incorruptible,
Descubrirás entonces,
O amigo,
Un mundo allende la ilusión de las palabras.
Allí dentro está la unión de toda Vida,
Allí dentro está el manantial silente
Que sustenta los mundos oscilantes.
En ese mundo, no hay cielo ni infierno,
Ni el pasado, el presente ni el futuro,
Ni la decepción del pensamiento,
Ni los suaves murmullos del amor moribundo.
O, busca ese mundo
Donde la muerte no danza en su éxtasis sin sombra,
Donde las manifestaciones de la Vida
Son como imágenes que el lago refleja.
En torno tuyo está
Y fuera de ti no existe.
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