«Solo un gran problema, una gran crisis,
hace pensar al hombre en el cambio.
Así es como nos han educado.»
OSHO
Mi camino ha sido descrito como el camino del corazón, pero no es verdad.
El corazón te creará todo tipo de alucinaciones, ilusiones, dulces sueños…pero no puede darte la verdad.
La verdad está detrás de ambos: está en tu consciencia, que no es ni mente, ni corazón. Solo porque está separada de ambos, puede utilizar los dos en armonía.
La mente sola es peligrosa, tiene ojos, pero no ve…está ciega.
El corazón puede funcionar en otra dimensión.
No tiene ojos pero tiene piernas¸está ciego pero puede producir cambios formidables, a velocidad vertiginosa…naturalmente, sin saber a donde va.
No es una coincidencia que en todas las lenguas de la tierra al amor se le considere ciego.
No es que el amor sea ciego, es , que el corazón no tiene ojos.
A medida que tu meditación se hace más profunda, que tu identificación con la mente y el corazón desaparecen, te ves en un triángulo.
Y tu realidad se centra en la tercera fuerza en ti: la conciencia.
La conciencia se maneja con facilidad, porque ambos, mente y corazón le pertenecen.
Hay una historia que habla de un mendigo ciego, y un mendigo inválido…
Ambos vivían fuera del pueblo, en el bosque.
Naturalmente eran enemigos, competidores en el negocio de la mendicidad.
Pero un día el bosque se incendia.
El inválido no tenía forma de escapar, pues no se podía mover por sí mismo.
Tenia ojos para ver por donde escapar del fuego, pero de que le servía si no tenía piernas…
El ciego tenía piernas, podía moverse rápido y salir del fuego,
¿Pero como encontrar el lugar a donde el fuego no llegaba?
Ambos iban a morir en el bosque, quemados en vida.
La emergencia era tal que se olvidaron de su competitividad.
En situaciones así solo un judío puede permanecer fiel al negocio, y ciertamente estos dos mendigos no eran judíos.
De hecho ser mendigo y judío es por principio una contradicción.
Inmediatamente se olvidaron de su rivalidad…era la única forma de sobrevivir.
El ciego subió al inválido en sus hombros, y juntos encontraron el camino para salir del fuego. Uno veía y el otro se movía de acuerdo al primero.
Algo así ha de ocurrir en tu interior, aunque en diferente orden.
La mente tiene ojos, el corazón tiene el coraje de lanzarse a lo que sea.
Debes hacer una síntesis entre los dos.
Y en la síntesis, hago hincapié en esto, el corazón debe permanecer el maestro y la cabeza el sirviente.
Como sirviente tienes una gran ventaja…tu capacidad de razonar.
No puedes ser engañado, explotado.
El corazón tiene todas las cualidades femeninas: amor, belleza, gracia.
La mente es salvaje.
El corazón es más civilizado, más inocente.
Un hombre consciente utiliza su mente como un sirviente, y su corazón como un maestro…justo al contrario que en la historia que acabo de contar.
Y esto es muy fácil de hacer para el hombre consciente.
Una vez que te has desidentificado de la mente y del corazón, y que eres simplemente un testigo de ambos, puedes ver que cualidades son mayores, que cualidades son la meta.
Y la mente como sirviente puede traer estas cualidades; necesita ser guiada y dirigida. Durante siglos, ha ocurrido justo lo contrario; el sirviente se ha convertido en el maestro. Y el maestro es tan educado, tan caballeroso, que no ha luchado.
Ha aceptado su esclavitud voluntariamente.
El resultado es la locura que domina la tierra.
Tenemos que cambiar la alquimia del hombre.
Tenemos que reorganizar la estructura interior del hombre.
Y la revolución básica ocurrirá cuando el corazón decida los valores.
Nunca optará por la Guerra, nunca optará por armas nucleares, no puede estar orientado hacia la muerte.
El corazón es el jugo de la vida.
Una vez que la mente está al servicio del corazón, tiene que hacer lo que el corazón decida.
Y la mente tiene una capacidad increíble para hacer lo que sea; simplemente necesita las directrices correctas; sino perderá los estribos, se volverá loca.
Para la mente no hay valores.
Para la mente nada tiene significado.
Para la mente no hay amor, belleza, gracia…para la mente solo existe la razón.
Pero este milagro es posible solo si te desidentificas de ambos.
Observa tus pensamientos, porque al observarlos, desaparecen.
Entonces, observa tu emociones, tus sentimientos; al observarlos, desaparecerán también.
Entonces, tu corazón es inocente como el de un niño, y tu mente tan genial como la de Albert Einstein, Bertrand Russell ó Aristoteles.
Si sucede una revolución individual y se coloca al corazón en el lugar que le corresponde, como maestro, y a la mente se le da el lugar correcto, el perfecto sirviente, este cambio afectará toda la estructura social.
Así funciona mi comuna.
Luego hay una posibilidad, pero la posibilidad tiene una condición básica que ha de ser satisfecha; tienes que hacerte más consciente, un testigo, un observador de todo lo que ocurre en tu interior.
El observador inmediatamente está libre de toda identificación.
Porque puede observar sus emociones, está totalmente seguro de que “yo no soy mis emociones”.
También puede observar sus pensamientos; su conclusión es, “Yo no soy mis pensamientos”.
Entonces, ¿Quién soy?…simplemente…un observador, el testigo.
Y, de esta forma llegas a la cima de tu inteligencia: te vuelves un hombre consciente.
Te despiertas en un mundo en el que todos duermen, y cuando te despiertas, los problemas dejan de existir.
Tu despertar pone cada cosa en su sitio.
Si se produce este cambio en mucha gente nacerá una nueva sociedad, un Ser Humano Nuevo en la Tierra.
No puedes imaginar cuántas cosas cambiarían así.
La ciencia tendrá un sabor diferente.
No estará ya más al servicio de la muerte, no producirá más armas para destruir la vida en la Tierra.
Hará la vida más rica, descubrirá fuentes de energía que llenarán más al hombre, que harán al hombre vivir más cómodo, con más abundancia; los valores cambiarán de forma radical.
Será todavía la mente la que actúe, pero ahora bajo la dirección del corazón.
Mi camino, es el camino de la meditación.
Tengo que utilizar palabras, por eso digo que mi camino es el camino de la meditación: no de la mente, no del corazón, sino el de una consciencia cada vez mayor, una consciencia que está por encima de los dos, de la mente y del corazón.
Esta es la llave para abrir las puertas a un Nuevo Ser Humano en esta Tierra."
OSHO
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