Un hombre descubrió que tenía las muñecas esposadas.
Lo que no importa a la enseñanza de este cuento es cómo llegó a estar esposado.
El hecho incontrovertible es que lo estaba y que en cuanto se dio cuenta de ello este hombre sintió una gran desesperación. Con todas sus fuerzas anhelaba ser libre. Odiaba las esposas y sólo tenia una idea fija: liberarse de las mismas.
Muy angustiado, comenzó a correr por las calles de la ciudad, anhelando encontrar una solución.
Alguna forma debía de haber para liberarse de las esposas que encadenaban sus muñecas.
Por fortuna, acertó a pasar por una herrería. Allí estaba un herrero tosco e incluso malencarado, pero él, sin duda, podría ayudarle.
Suplicó al herrero y éste le pidió que pusiera las esposas sobre el yunque y con unos golpes certeros liberó al hombre.
¡Qué maravilla sentirse libre!
El hombre estaba agradecido y se quedó con el herrero. Comenzó a admirarle y a imaginar en él toda clase de cualidades.
El herrero, por su parte, empezó a servirse del hombre como si de un siervo se tratase: le ordenaba los trabajos más miserables, le utilizaba en las tareas más duras y le trataba como a un criado descastado.
Pero el hombre obedecía ciega y abyectamente y, así, aunque se había liberado de las esposas, se convirtió en un cautivo a merced del herrero.
NACES LIBRE; NO TE DEJES ATRAPAR
EN CÁRCELES FORJADAS POR DESALMADOS Y MANIPULADORES. "
Las esposas que nos atan son los miedos, los temores, el que dirán, el no atreverse, el seguir a la manada, el no controvertir las creencias impuestas, para obtener la verdad y la realidad de las cosas.
ResponderEliminarCada uno de nosotros tiene dentro de sí, las llaves que lo liberan de esa atadura, ser libre, vivir y pensar.
El problema está en que a veces no buscamos primero en nuestro interior y estamos a la cacería de que otro se haga cargo de nuestra libertad y terminamos siendo su esclavo.