lunes, 29 de junio de 2015

Morir Antes de Morir





La mente egotista está completamente condicionada por el pasado. Su condicionamiento es doble y consta de contenido y estructura.

Así, cuando nos identificamos con algo, lo "hacemos igual". ¿Igual a qué? Igual al yo. Dotamos a ese algo de un sentido de ser, de tal manera que se convierte en parte de nuestra "identidad". En uno de los niveles más básicos de identificación están las cosas. Tratamos de hallarnos en las cosas pero nunca lo logramos del todo y terminamos perdiéndonos en ellas. Ese es el destino del ego.

Quienes trabajan en la industria de la publicidad saben muy bien que para vender cosas que las personas realmente no necesitan deben convencerlas de que esas cosas aportarán algo a la forma como se ven a sí mismas o como las perciben los demás, en otras palabras, que agregarán a su sentido del ser. Lo hacen, por ejemplo, afirmando que podremos sobresalir entre la multitud utilizando el producto en cuestión y, por ende, que estaremos más completos. O crean la asociación mental entre el producto y un personaje famoso o una persona joven, atractiva o aparentemente feliz. Hasta las fotografías de las celebridades ancianas o fallecidas cuando estaban en la cima de sus carreras cumplen bien con ese propósito. El supuesto tácito es que al comprar el producto llegamos, gracias a un acto mágico de apropiación, a ser como ellos o, más bien, como su imagen superficial. Por tanto, en muchos casos no compramos un producto sino un "refuerzo para nuestra identidad". Las etiquetas de los diseñadores son principalmente identidades colectivas a las cuales nos afiliamos. Son costosas y, por tanto, "exclusivas". Si estuvieran al alcance de todo el mundo, perderían su valor psicológico y nos quedaríamos solamente con su valor material, el cual seguramente equivale a una fracción del precio pagado.

Las cosas con las cuales nos identificamos varían de una persona a otra de acuerdo con la edad, el género, los ingresos, la clase social, la moda, la cultura, etcétera. Aquello con lo cual nos identificamos tiene relación con el contenido; por otra parte, la compulsión inconsciente por identificarse es estructural. Esta es una de las formas más elementales como opera la mente egotista.


Mientras la mente egotista esté gobernado su vida, usted no puede estar verdaderamente en paz; usted no puede estar en paz y realizado excepto por breves intervalos cuando obtuvo lo que quería, cuando un anhelo acaba de ser cumplido. Puesto que el ego es un sentido de sí mismo derivado, necesita identificarse con cosas externas. Necesita ser defendido y alimentado constantemente. Las identificaciones del ego más comunes tienen que ver con las posesiones, el trabajo que uno hace, el nivel social y el reconocimiento, el conocimiento y la educación, la apariencia física, las habilidades especiales, las relaciones, la historia personal y familiar, los sistemas de creencias y también a menudo identificaciones políticas, nacionalistas, raciales, religiosas y otras de carácter colectivo. Ninguna de ellas es usted.


La mente egotista es una sensación profundamente arraigada de carencia o falta de totalidad, de no estar completo. En algunas personas, esto es consciente, en otras inconsciente. Si es consciente se manifiesta como el sentimiento agitado y constante de no ser valioso o suficientemente bueno. Si es inconsciente, sólo se sentirá indirectamente como un intenso anhelo, deseo y necesidad. En cualquiera de los dos casos, las personas se embarcan a menudo en una persecución compulsiva de gratificaciones para el ego y de cosas con las cuales identificarse para llenar el vacío que sienten dentro. Así, se esfuerzan por perseguir posesiones, dinero, éxito, poder, reconocimiento o una relación especial, básicamente con el fin de sentirse mejor consigo mismos, de sentirse completos. Pero incluso cuando alcanzan todas esas cosas, descubren pronto que el vacío está todavía allí, que no tiene fondo. Entonces están realmente en problemas, porque no pueden engañarse más a sí mismos. Bueno, pueden y lo hacen, pero se vuelve más difícil.

¿Encuentra esto aterrador? ¿O es un alivio saberlo? A todo esto tendrá que renunciar tarde o temprano. Quizá lo encuentra todavía difícil de creer y realmente no le pido que crea que su identidad no puede encontrarse en ninguna de estas cosas. Usted sabrá la verdad de ello por usted mismo. Usted lo sabrá por tarde cuando sienta que la muerte se acerca. La muerte es desnudarse de todo lo que no es usted. El secreto de la vida es "morir antes de morir" y descubrir que no hay muerte.

Del libro:

El Poder del Ahora

Eckhart Tolle












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