♥ Un
cuento de
luz para niños de 0 a 99 años.
"Gota de Luz"
es un cuento que nos habla de la vida y de la muerte.
Este
cuento me ayudó muchísimo a contestar algunas de las mil
preguntas
"difíciles" que tienen los niños.
Cuando
mi "Gota de Luz", que me eligió en esta escuela
Tierra
para que sea su mamá - maestra, era pequeño, se lo
regalé y acá lo escribí para compartirlos con todos.
Pueden
copiarlo y pegarlo en word, para regalarlo a sus niños, si lo
consiguen en papel sería hermoso, acá en Argentina está agotado y
no hay más ediciones del libro.
En mi labor como docente,
siempre se lo he leído a mis niños (alumnos). Los pequeños quedan
fascinados con estas verdades, ellos lo saben y aceptan, no
cuestionan, y se sienten felices, porque la verdad siempre trae Paz y
Alegría.
¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? ¿ Para qué estamos aquí? ¿ Compartimos algún Propósito? ¿Con quién? ¿Qué nos liga al Cosmos? ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte?
" Quien teme a la muerte, teme a la vida. Las dos son caras de una misma moneda, que es: LA EXISTENCIA"
Gislaine María
DÁssumpçao
Había
una vez una Gota de Luz que vivía con su PADRE en el universo. Su
PADRE era una luz muy fuerte y grande.
Gota de Luz vivía
feliz, saltando con las estrellas y los planetas.
De
vez en cuando agarraba la colita de algún cometa e iba lejos… Era
este el juego que a el más le gustaba. Pero también adoraba
filtrarse en el Arco Iris, deslizándose entre sus colores
luminosos.
Hacia millares de juegos entre las galaxias pero le gustaba mucho más agarrarse de la cola de un cometa y correr velozmente por el espacio, divirtiéndose con las estrellas que iba contemplando.
No era fácil agarrar aquella cola. Los cometas pasaban muy rápido y era preciso ser experto para saltar en su cola, pero Gota de Luz era el mejor para agarrar colitas del universo ¡No perdía un solo cometa!
Gota de Luz tenía muchos hermanos y hermanas. Sus hermanos mayores iban a la escuela y el se quedaba con unas inmensas ganas de ir también.
La escuela era un planeta muy grande y bonito. Allí todo era azul y tenía por nombre: la tierra.
Desde la cima Gota de Luz se quedaba observando el planeta y sentía una enorme atracción por él.
Después de un cierto tiempo, sus hermanos y hermanas, regresaban de la escuela. Unos se quedaban más tiempo, otros menos tiempo. Pero todos, cuando volvían, ya no eran Gotas de Luz. Eran una Luz muy brillante. Y de esa manera, ya podían ayudar a su PADRE que tenía mucho que iluminar.
Gota de Luz también quería crecer. Quería un día ir a la escuela, aprender, y un día ser muy fuerte para ayudar a su PADRE.
Finalmente llegó el día en que Gota de Luz pudo partir para la escuela. Se sintió muy feliz y se preparó enseguida.
Gota de Luz no cabía en sí de contento. Aferrado a la mano de su hermano, esperó el paso de un cometa en dirección al planeta Tierra, y juntos saltaron a su cola.
Descendieron muy bien cerca de la escuela Tierra. Su hermano le enseño muchas luces brillando en la escuela y le dijo:
- ¿ Gota de Luz, tu estás viendo todas aquellas luces brillantes?
- Si, las veo.
- ¿Cuál de ellas quieres para que sea tu primera maestra?
- ¡Bien déjame ver…!
- ¡Ya sé! Aquella tan bonita, la del color azul y rosa. ¡A ella quiero como mi primera maestra, que ella me enseñe!
- Entonces voy a entregarte a ella – dijo el hermano mayor – Ella cuidará de ti con mucho amor y cariño. Tu la llamarás “mamá”. Ahora puedes irte.
Gota de Luz fue de inmediato a la luz de color azul y rosa que había escogido. Se encontró en un lugar muy grato, calientito… suavecito.
¡Una delicia!
Que espacioso, pensó. Aquí tengo mucha luz, una luz anaranjada que me hace mucho bien. Me voy a quedar aquí, eso creo.
A Gota de Luz le estaba comenzando a gustar la escuela. Todavía no veía el rostro de su mamá, pero ya conversaba con ella. Y ella se quedaba feliz cuando conversaba con Gota de Luz.
El tiempo fue pasando, y pasando… Gota de Luz disfrutaba mucho del lugar donde estaba.
Pero un buen día comenzó a notar que el sitio le estaba quedando estrecho. En verdad no entendía lo que estaba pasando, tenía la impresión que aquel lugar tan grato comenzaba a ser pequeño, ya no podía nadar ni patear como le gustaba hacer. Cada día estaba más apretado. Su espalda estaba bien pegada contra las paredes y ya no se sentía tan a gusto.
A Gota de Luz ya no le gustaba nada esto.
- ¡Que fastidio! ¡Antes estaba bien aquí!, tenía todo lo que necesitaba: comida, calor, espacio… Podía patear, nadar y hasta oir la música del corazón de mi mamá. Podía conversar con ella y todo estaba tan bien ¡Ahora todo ha cambiado de repente!
-Estoy apretado cada vez más! ¡Que broma tonta!
-¡Paren con esto! - Gritó Gota de Luz. Pero no consiguió nada. Pareceía que nadie lo escuchaba.
La cosa se está poniendo seria, pensó. Quieren expulsarme de aquí, eso creo. Pero yo no quiero salir. ¡Yo no quiero salir! ¡Socorro! ¡Socorro!.
Ahora me están empujando! ¿Para dónde voy? ¡No veo ninguna salida! ¡Caramba! Y ahora, ¿Qué voy a hacer? !Que situación tan difícil, estoy toda dolorido…! No aparece nadie para que me ayude ¡socorro!
Y no tengo una posición adecuada… tengo que voltearme… ¡Tengo que hallar una salida!
¡Esperen…!Parece que la encontré! ¡Allí hay un túnel y más allá se ve una luz!
Voy a intentar salir por el túnel. Pero… ¡es tan estrechito! ¿Será que lo voy a conseguir?... no tengo alternativa. Aquí no puedo quedarme. Tengo que salir por allí …
Y se fue Gota de Luz, retorciéndose, haciéndose fuerza, empujando por el túnel. ¡Lo conseguí!, ¡Lo conseguí!, Gritaba Gota de Luz.
¡Que alivio! Pensó. ¡Cuanta luz aquí afuera! Pero, ¿dónde estoy? ¡Qué lugar más grande! ¡Y bonito! Entonces donde yo estaba no era la escuela ¡ahora si, creo estar en la escuela! ¡Cuanta gente para recibirme! ¡Y que alegres están! ¡Yo lloré del susto cuando llegué pero ahora estoy alegre también!
¡Que tonto fui al no querer salir de donde estaba! ¡Allá era muy bueno, pero aquí parece ser mucho mejor!
¡Nadie me contó que aquí era mejor y más bonito! Ni que yo no pudiera aprende más aquí afuera. Yo que andaba descontrolado, pues antes creía estar en una escuela mucho más fácil. Donde estaba era una buena vida…pero ahora necesito aprovechar esta nueva escuela. ¡Voy a iniciar una nueva vida!
Que alegría cuando Gota de Luz vio a su padre y a madre y a su familia.
Ellos le pusieron el nombre de Luis, significa: Luz. Y Gota de Luz le agradó mucho su nuevo nombre.
Gota de Luz fue creciendo. Jugaba con las plantas y conversaba con ellas. Conocía y era amigo de las hadas madrinas, los gnomos y los duendes que trabajaban a las plantitas en su crecimiento. Ellas crecían, daban frutos para alimentar a los hombres.
Gota de Luz conversaba con los animales, con el agua, con el sol, con las estrellas, con la luna, con la tierra.
Se sentía unido a todo y a todos, estaba muy feliz. A veces huía de la escuela.
Agarraba la colita de un cometa y visitaba a su PADRE – aquella luz muy grande – y a sus hermanas y hermanos Luz.
Era más fácil subir a la colita en la noche cuando dormía, en sus sueños. Solo que a veces por la mañana se olvidaba de lo sucedido. Pero esto no tenía mucha importancia.
Gota de Luz encontraba muy extraño que la gente grande no veía las cosas que el si podía ver.
Si mostraba una hada madrina a la gente grande, ellos reían y decían que estaba inventando cosas, que aquello no existía. Si contaba sus viajes en la cola de las cometas, sus juegos con las estrellas, sus deslizadas por el arco iris: ¡este niño vive en la luna! Gota de Luz se quedaba triste y confuso.
¿Cómo podrían decir esto, si todo era verdad? Yo veo a mi amiga hada madrina, hablo con ella y ella habla conmigo. Ella me cuenta todos los secretos de la naturaleza. ¿Cómo no puede ser verdad? Realmente él no conseguía entender muy bien el mundo de la gente grande.
Y Gota de Luz fue creciendo, creciendo… pero cada vez menos, veía y conversaba con sus amiguitos de la naturaleza
Tenía deberes que cumplir y andaba muy ocupado.
Cuando cumplió los siete años las cosas se pusieron verdaderamente difíciles. Aumentaban sus tareas y casi no tenía tiempo para sus paseos.
Un día llegó a su casa y la encontró llena de gente, unos lloraban, otros gritaban y otros corrían de un lado a otro, Gota de Luz entró y buscó a su madre, estaba muy triste, con los ojos rojos de tanto llorar, y ella dijo: tu hermanito se ha ido a hacer un viaje muy largo y tu ya no lo verás más. Gota de Luz se quedó espantado y preguntó:
- ¿Para dónde se fue él?
- ¡Para el cielo!, respondió su madre llorando.
Ahí Gota de Luz quedó más asombrado todavía y comenzó a pensar:
- Si mi hermano se fue para el cielo. ¿Por qué todo tanto lío? ¿Y por qué mi mamá está tan triste?
Gota de Luz sabía que el cielo era muy lindo y que su hermano estaría muy bien, junto con su PADRE y a todos los hermanos de luz.
Realmente no conseguía comprender, entonces escuchó a alguien pronunciar la palabra “muerte”. Su hermano había "muerto".
Preguntó que era la muerte. Pero no le respondieron. Volvió a preguntar a otras personas y le dijeron:
- Tu hermano se fue a descansar.
- Pero si él no estaba cansado… pensó Gota de Luz.
- Se fue a viajar.
- Pero, ¿para dónde fue a viajar? Preguntaba para Gota de Luz.
- El Padre del Cielo se lo llevó porque era muy buenito.
El no veía a su hermano, no sabía dónde estaba y no lograba comprender. Se quedó y no lograba comprender.
Se quedó pensando... pensando...
- ¿Qué está sucediendo? - se preguntaba - . Yo vine aquí para aprender, en tanto y cuando pregunto nadie me responde directamente. Creo que voy a tener que descubrir todo yo solito…
Y entonces Gota de Luz comenzó a observar aquello que los adultos llaman la “muerte”. Pero, cada vez que creía estar descubriendo la “muerte” solo encontraba la vida.
Y comenzó a preguntar: ¿Y, qué es la vida? ¿Qué es la muerte?
Emocionado, pensó. Todo es una sola cosa, eso parece. Pero no puede ser , la gente grande tiene temor de la muerte y sin embargo adoran la vida… No comprendo… ¡Pero lo voy a descubrir!
Gota de Luz observó como de la semilla sembrada en la tierra brotaba luego una plantita. Esta plantita se desarrollaba, crecía se volvía árbol. El árbol daba flores y las flores al morirse se transformaban en frutos. Después el fruto caía, pudriéndose y moría, dejando en su lugar una semilla enterrada en la tierra para también morir dando la vida a una nueva plantita. Y así todo comenzaba nuevamente…
Gota de Luz pensó:
Debe suceder lo mismo con las personas ¿por qué no? La semilla es enterrada en la tierra, se vuelve árbol que da frutos, da una nueva semilla, la cual vuelve nuevamente a la tierra para dar un nuevo árbol.
Mi hermano vino del universo, se quedó aquí en la escuela “Tierra” y debe haber vuelto a casa… Y éste regreso a la casa, la gente grande lo llama la “muerte”. Pero Gota de Luz no tenía certeza.
El tiempo fue pasando y Gota de Luz se volvió persona grande.
Un día encontró un haz de Luz luminoso todo de azul, que brillaba más cuando estaba cerca de ella.
Gota de Luz se enamoró de ella y se casaron. Después tuvieron muchas gotitas de luz. Pero la vida se fue tornando difícil para Gota de Luz. Ahora como persona grande tenía muchas preocupaciones y responsabilidades. Tenía que trabajar mucho para darle comida, ropa, casa y estudio a sus gotitas de luz.
Ya no tenía tiempo para jugar, reir, viajar en las colas de los cometas. Estaba tan distante de aquel tiempo cuando jugaba y conversaba con las plantes y los animales. A veces en la noche, cuando Gota de Luz dormía, iba a visitar a su PADRE, aquella luz muy grande. Conversaba con su hermano que “había viajado tan lejos”, se deslizaba en el arco iris, jugaba con las estrellas.
Pero,
por las mañanas, estaba tan preocupado con el trabajo, con la
necesidad de ganar dinero, que ya no se acordaba de más nada.
¡Se
olvidó hasta de donde vino y que era una Gota de Luz!
Fue
poniéndose triste… muy triste.
Un día sintió un dolor
fuerte en el pecho. Fue al médico, y éste le diagnosticó una grave
enfermedad.
Gota de Luz no lo creyó. La vida estaba
difícil, andaba muy triste pero no quería morir: ¡esto no! ¡de
ninguna manera! Y pensó: - Este médico no sabe. ¡Voy a
buscar otro más competente!
No sólo fue a otro, sino a
muchos otros a muchos otros. Y todos le decían lo mismo: ¡Tenía
una grave enfermedad!
Gota de Luz se llenó de
rabia:
¿Por qué yo? ¡Yo, que tengo mis hijos para
criar! ¡Yo, que soy tan honesto y trabajador! Nunca hice mal a
nadie, ¿Por qué yo?
Pero su rabia de nada sirvió.
Empeoraba cada día. ¿Qué hacer? Gota de Luz recordó haber oído
hablar de Dios. Y pensó:
- ¡Ahí está la solución!.
Dicen que Dios hace milagros, voy a pedirle que me cure y a cambio
voy a hacer obras de caridad, ¡Voy a ayudar a mucha gente!.
Pero
tampoco sus promesas ayudaron. Su enfermedad se agravaba cada día
más. Gota de Luz estaba cada vez más preocupado. No encontraba una
salida y se quedó muy triste.
Mientras vivía esa tristeza
comenzó a entender las cosas. De repente, la tristeza desapareció.
Comprendió que todo cambia. Se acordó de la semillita
transformada en árbol, en frutos, que se volvieron semillitas otra
vez y aceptó que iría de vuelta al lugar de donde había
venido.
Recordó a sus hermanos que volvían de la escuela
“Tierra” transformados en Gotas de Luz, una Luz fuerte, muy
bonita y brillante.
Y entonces se tranquilizó. Le
gustaba la idea de volver con su PADRE, a esa luz grande y muy
fuerte. Y fue llegando el día del viaje, la fecha del retorno.
El
mismo día, a la hora de la partida, Gota de Luz tuvo un poco de
miedo.
Todo quedó oscuro y no encontraba una
salida. Tuvo la misma sensación de cuando había llegado a la
Tierra. Entonces no quería salir de la panza de su mamá, pues tenía
miedo de perder la comodidad y la seguridad que encontraba allí
adentro.
Ahora, el estaba en el vientre de la Gran Madre
“Tierra” y tenía que salir también. No tenía otra opción.
Pero ¡Que sorpresa! De repente Gota de Luz visualizó un
largo túnel con una luz refulgente al final.
Llegó al final del túnel. ¡Qué
alivio! ¡Qué alegría! Gota de Luz se vio en un lugar mucho más
grande y luminoso que aquel de la escuela tierra. Había mucha gente
para recibirla. Encontró a su hermanito, quien había viajado para
una linda fiesta; ¡Gota de Luz estaba muy feliz!
¡Gota de Luz
acababa de morir!
Gota de Luz encontró a todos sus
hermanos y hermanas de Luz. Estaba de vuelta en la casa de su PADRE,
delante de la Luz Grande y entonces le enseñó a su padre el diploma
obtenido en la escuela tierra. En ese momento descubrió que ya no
era más una Gota de Luz.
Había crecido, cursado la
escuela y aprendido mucho. Se había transformado en una luz fuerte,
que brillaba y brillaba.
¡ Estaba exactamente como sus
hermanos Luz cuando regresaban de la escuela “Tierra”, a quienes
el veía y admiraba cuando pequeño.
A Gota de Luz le
gustó tanto la escuela Tierra que le pidió al PADRE que le
permitiera trabajar en esta escuela, ayudando a sus hermanos más
pequeños, las Gotitas de Luz.
Su PADRE se lo permitió y ahora Gota de Luz es una Luz muy fuerte y brillante que ayuda a sus hermanitos a transformarse en otras luces también fuertes y brillantes. Y todas las Gotas de Luz unidas al PADRE, que es una Luz muy grande, iluminarán a todos los caminos del Universo.
¡Así entonces ya no necesitaremos más ir a la escuela!
Gota de Luz lo descubrió, todo el Universo cambia y se transforma.
La escuela Tierra también se va a transformar, convirtiéndose en un lugar maravilloso lleno de paz, alegría, amor y armonía:
¡ Donde la verdad y la justicia brillarán con todos los colores del Arco Iris !
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