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Naturalmente la detuve y le pregunte quien era, de donde venía y adonde llevaba todo eso. Me contesto con una extraña historia sobre su abuelita y la canastita con el almuerzo que le llevaba.
Parecía una persona honesta, pero estaba en mi querido bosque, cortando mis flores y, ciertamente parecía sospechosa con esa vestimenta que llevaba. Por eso decidí que debía enseñarle que no estaba bien andar por el bosque ocultando su cara y cortando flores y brotes verdes.
La deje seguir camino, pero corrí, adelantándome, hasta la casa de su abuela. Cuando vi a esa linda viejecita, le comente lo que había pensado, y ella estuvo de acuerdo en que su nieta necesitaba una pequeña lección. Acordamos que no se dejaría ver hasta que yo la llamara y por eso se escondió debajo de la cama.
Cuando llego la niña y abrió la puerta, la invite a pasar al dormitorio, donde me había acostado vestido como su abuelita. La niña entro acalorada y al verme me dijo algo desagradable sobre mis ” enormes orejas”. Ya me habían insultado antes y por eso trate de suavizar las cosas, sugiriendo que mis ” enormes orejas” me ayudarían a oírla mejor. Mi intención era darle a entender que ella me agradaba y por eso quería prestar mucha atención a lo que me decía.

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Pero ella hizo otro comentario agravante sobre ” mis ojos saltones”. Se imaginaran como me estaba comenzando a sentir respecto a esta niñita que, bajo una apariencia bella, escondía a una persona muy agresiva y desagradable. Aun así trate de superar mi enojo, diciendo que mis grandes ojos me ayudaban a verla mejor. Su siguiente insulto realmente me llego.
Ocurre que mis dientes me acomplejan mucho, y esta niña se rió de ellos señalando lo grandes que eran. Ahora sé que debía haberme controlado pero no lo hice. Salte de la cama y le aullé que mis dientes eran para ” comerla mejor”.
Para no seguir ocultándome en un disfraz, me había quitado la ropa de la abuela, pero esto agravo aún más las cosas.
De repente, la puerta cayó destrozada y apareció el guardabosque con un hacha. Lo mire y me quedo claro que yo estaba en problemas. Había una ventana abierta detrás de mí y huí por ella rápidamente.
Me gustaría decir que ese fue el final de la historia. Pero la abuelita nunca contó mi versión de lo ocurrido. Se corrió la voz de que yo era malo y desagradable. Todo el mundo comenzó a evitarme…
No sé qué fue de aquella niña con esa extraña vestimenta roja, pero si quieren saber algo de mí…desde entonces no he vuelto a vivir tranquilo y feliz.
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Te agradezco,  que después de tanto tiempo alguien se haya interesado por mi verdad.
Aquí no tengo tecnología, pero me dijo un pajarito que tu Facebook es muy leído….
Me gustaría que hicierais llegar al mundo lo que realmente pasó, y que por favor, la gente cuando oye una historia no se quede sólo con la primera versión de los hechos y ¡qué pregunte!
Muchas gracias por escucharme, ojala alguien lo hubiera hecho antes.

Fuente By Carol Pinilla