“La psicología moderna está haciendo algo estúpido en todo el mundo: analizando la mente, analizando los pensamientos que constituyen 'tu' mente. En el Oriente 'hemos' examinado las partes más internas de la humanidad y 'nuestro' entendimiento es que la mente no necesita ningún análisis.
Es analizar basura. Solamente necesita ser borrada. Y en el momento en que el cerebro se libera de la mente, la inocencia del cerebro se hace consciente de un nuevo espacio, al que 'hemos' llamado el alma. Una vez que 'has' encontrado 'tu' alma, 'has' encontrado 'tu' hogar”.
Ten cuidado con la mente, más que con nada en el mundo. Es el recurso para engañarte más importante que han creado tu cuerpo, tu psicología, tu química y tu biología. Te mantiene encadenado al cuerpo y no te permite abrir los ojos a tu consciencia. Te hace trabajar continuamente, sin darte ni unas pequeñas vacaciones. Existe el peligro de que, si te da incluso unas vacaciones muy breves, tomes conciencia de tu esplendor interior, de la belleza de tu ser, de su aplastante verdad y su fulgor. Y una vez que hayas visto ese fulgor, dejará de engañarte.
Tienes que cambiar.
En lugar de pensar en observar, empieza a observar el pensamiento. Incluso si piensas en observar, observa. No importa en qué pienses (puede ser en observar); que nada te perturbe. Observas incluso cuando estás pensando en observar, y la observación te revelará los secretos y el misterio de tu ser. Y a medida que se revelan desaparece la mente.
La mente solo estará presente mientras tú seas completamente ignorante e inconsciente. Cuando la meditación y la observación te aporten más luz desaparecerá la mente, como la oscuridad. No es un enemigo poderoso; simplemente, nunca has intentado superarlo.
Observar consiste en el sencillo proceso de traspasar la mente, de sentirse muy lejos, de mirar la mente, de observar qué ocurre. Haga lo que haga la mente, tú te limitas a verlo. No lo juzgues, no lo valores, no lo condenes, porque todo eso forma parte del pensamiento.
La observación no sabe de juicios, condenas, justificaciones, valoraciones. La observación es como un espejo: frente a un espejo, puedes ver una hermosa cara, pero el espejo no te sonríe. A lo mejor tu cara es fea, pero al espejo no le desagrada. A lo mejor no tienes cara, pero al espejo le da igual.
Observar es exactamente como un espejo que refleja la mente. Pase lo que pase, el espejo refleja, pero no hace ningún comentario. En eso consiste el secreto de traspasar la mente, de alejarse cada vez más de ella. Al cabo de poco tiempo verás que tu mente no es sino un eco lejano, que ni siquiera puedes distinguir sus murmullos, y después desaparecerá.
Te apegas a la mente por lo que valoras o desprecias. Ni siquiera cuando desaparezca la mente debes decir: «¡Ya está! Conque era esto». Entonces la mente ha vuelto a entrar por la puerta secreta que conoce. Guarda silencio. No tienes que decir: «¡Ya está! Conque era esto».
Saborea y disfruta el silencio que ha empezado a rodearte. Mientras que la mente era como estar en medio del mercado, ahora has entrado en los silencios del corazón.
Baila, disfruta, pero no digas ni una sola palabra.
Osho_La Pasión por lo Imposible
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