jueves, 3 de abril de 2014

El Ego


El ego es un iceberg. 
Fúndelo. 
Fúndelo en las profundidades del amor para que desaparezca 
y tú pases a formar parte del océano.


¿QUÉ ES EL EGO?


El ego es justo lo contrario de tu verdadero ser. 
El ego no eres tú, sino el engaño creado por la sociedad para que te entretengas con esa baratija y no te plantees preguntas sobre lo verdadero. Por eso insisto tanto en que, a menos que te liberes del ego, jamás llegarás a conocerte.

Naciste con tu auténtico ser. Después empezaron a crearte un falso ser: eres cristiano, eres católico, blanco, alemán, perteneces a la raza elegida por Dios, estás destinado a dominar el mundo, etcétera. Crean una falsa idea de quién eres. Te ponen nombre y en torno a ese nombre crean ambiciones, condicionamientos.
Y poco a poco —porque lleva casi una tercera parte de la vida— actúan sobre el ego en el colegio, en la iglesia, en el instituto, en la  universidad... Cuando acabas la universidad has olvidado por completo tu ser inocente. Eres un gran ego que ha superado la universidad con matrícula de honor y está preparado para salir al mundo.
Ese ego tiene toda clase de deseos y ambiciones, y quiere estar siempre por encima de todo. 
Ese ego se aprovecha de ti y no permite ni que vislumbres tu auténtico ser, cuando tu vida está precisamente ahí, en la autenticidad. 

De ahí que el ego solo produzca tristeza, sufrimiento, lucha, frustración, locura, suicidios, asesinatos... toda clase de crímenes.

Quien va en pos de la verdad tiene que empezar por este punto: descartar cuanto la sociedad le ha dicho que es. Tú no eres eso, porque nadie sino tú puede saber quién eres; ni tus padres, ni tus profesores, ni los sacerdotes. Salvo tú mismo, nadie puede penetrar en la intimidad de tu ser, nadie sabe nada de ti, y todo lo que han dicho sobre ti es falso.
Déjalo a un lado. Desmantela todo ese ego. Al destruir el ego, descubrirás tu ser, y ese descubrimiento es el mayor que se puede dar, porque supone el inicio de una nueva peregrinación hacia la felicidad absoluta, hacia la vida eterna.

Se puede elegir, entre la frustración, el sufrimiento, la tristeza, 
seguir aferrándose al ego y alimentándolo, 
o la paz, el silencio y la felicidad; 
pero para eso hay que recobrar la inocencia. 
OSHO


Parodia del reto que plantea el Alumno a su Maestro de Yoga, 
en donde ambos realizan complicadas posturas o asanas; 
hemos empleado esta animación como una metáfora, 
en donde el Maestro es nuestra Mente y el inquieto Alumno, nuestro Ego.

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