Las marmotas son muy tímidas con los humanos. En cuanto los ven baten la cola, castañetean los dientes y luego emiten fuertes silbidos para avisar a sus congéneres del peligro y huir.
Estamos dormidos, los seres humanos actuamos como máquinas, no somos conscientes de nosotros mismos ni de nuestros actos y pasamos casi toda nuestra vida ajenos a la realidad.
Se nos ha dicho muchas veces que el hombre tiene libre albedrío. Sin embargo esa libertad es un atributo que corresponde a la cuarta dimensión, y no a mundos de expiación, como la Tierra, donde los espíritus encarnados en la materia no recuerdan quienes son, no poseen visión de totalidad, ni tampoco el discernimiento necesario para construir su destino.
La apertura de la flor de loto interior nos permite limpiar nuestros pétalos heridos en todas las etapas de nuestra vida, como también entender nuestra gran capacidad de transformación y de transmutación.