jueves, 4 de agosto de 2016

Encontrando a Dios


Esta historia maravillosa es una prueba exacta de lo que sucede siempre, muchos se enojarán y hasta enfurecerán con este cuento, y justamente si eso sucede es porque son quienes deben callar... ya lo entenderás cuando lo leas, pero con una mano en tu corazón di la Verdad.... acaso alguna vez no te ha sucedido? si eres sincero responderás que si.... sino seguirás callando....




Sucedió una vez que un hombre volvía siempre tarde a su casa, y su mujer le decía continuamente: "Sé adónde vas y algún día te arrepentirás". Pero él no la escuchaba... iba con las prostitutas. 

Una noche, la mujer se enojó mucho y cuando él entró en la casa, le cortó la nariz con un cuchillo. El hombre dijo: "¿Qué estás haciendo?". Pero su nariz ya estaba en el suelo. "Estás loca. ¿Ahora, cómo voy a vivir? ¿Qué le diré a la gente?". La mujer le dijo: “Ahora es tu problema. He vivido angustiada por suficiente tiempo, ahora vive tú de esa manera". 

El hombre pensó: "Es una situación verdaderamente embarazosa. Todos en la ciudad andarán preguntando: “¿Qué pasó con tu nariz?” Es mejor que me escape de esta ciudad. Pero el problema sigue, porque en la otra ciudad también preguntarán: “¿Qué pasó con tu nariz?”. 

Era un hombre que se interesaba por la filosofía y la religión y encontró un modo: se escapó por la noche a la otra ciudad, y allí se sentó bajo un árbol en posición de loto con los ojos cerrados. 


La gente lo rodeó. Habían visto muchos santos, pero éste era un santo especial: sin nariz y sentado absolutamente como un buda. Finalmente alguien dijo: "Eres nuevo aquí y nos sentimos felices de tener a un gran santo como tú"... porque él estaba sentado tan quieto, tan silencioso... aunque por dentro no había nada de silencio, era sólo una pose. 

El dijo: "He encontrado a Dios". Dijeron: “¿Has encontrado a Dios? Entonces nos gustaría ser tus discípulos". El dijo: “Hay una condición: cortarse la nariz... la barrera es la nariz. Una vez que la nariz sea cortada, inmediatamente verán a Dios, parado frente a ustedes". 

Era una cosa difícil, la gente lo pensó muchas veces... pero en todos lados puedes encontrar idiotas. Un idiota se adelantó y dijo: "¡Muy bien, estoy listo! El hombre había traído un cuchillo consigo. Lo llevó aparte y le cortó la nariz. El hombre miró alrededor pero no vio a Dios. Y preguntó: "Pero, ¿dónde está Dios?". 
El Maestro dijo: "No hables acerca de Dios porque no hay Dios y no tiene nada que ver con cortarte la nariz. Pero si le dices a la gente que no estás viendo a Dios, se reirán de ti, diciendo que eres un idiota, que perdiste tu nariz innecesariamente. Es mejor que vayas y le digas a todo el mundo... ve danzando... "Este es un método simple y grandioso. En el momento en que la nariz cayó, Dios estaba parado frente a mí". 

El hombre lo pensó y también se convenció de que éste era el único modo de salvarse de la vergüenza. El Maestro dijo: "Esta es también mi situación. No sé nada acerca de Dios, pero tú eres mi discípulo jefe, y haremos muchos discípulos. Ten solamente un poquito de coraje". Entonces el hombre fue y le dijo a la gente: "Yo había hecho de todo pero no había encontrado a Dios. Este hombre ha encontrado la clave correcta: sólo un pequeño sacrificio de la nariz e inmediatamente... es como si se hubiese abierto una cortina y Dios estaba parado ahí, lo he visto". Y bailaba mientras lo decía. 

La gente dijo: “Nunca habíamos oído algo así... no dice en ninguna escritura: córtate la nariz y verás a Dios". Pero este hombre era de su mismo pueblo. 

Se sentó al lado del Maestro en postura de loto, y la fila empezó a crecer. 


El truco era el mismo: los llevaba a un costado, les cortaba la nariz y les explicaba el hecho: "La cuestión no es Dios. Ahora la cuestión es salvarte de la vergüenza. 
Eres libre, puedes decir la verdad... pero lo único que conseguirás es que te llamen idiota. Si me escuchas, serás venerado como un gran santo, tal como están siendo venerados todos mis discípulos". 

El asunto se volvió tan contagioso que había cientos de personas sin nariz en esa ciudad, y todos se inclinaban a tocarles los pies, los invitaban a sus casas a comer, les daban ropa. 


El rumor llegó hasta el rey. El rey era una persona profundamente interesada en la religión, y dijo: "Nunca he oído, nunca he leído... pero tanta gente no puede mentir. Si fuese una sola persona, sería una cosa, pero de nuestra misma capital, cientos han visto a Dios. No parece correcto quedarse sin realizar a Dios sólo por salvar tu nariz. ¡Voy a ir!". Le dijo al primer ministro: "Prepara todo, voy a ir. Un día uno se tiene que morir, nariz y todo lo demás, entonces, si con sólo cortarte la nariz puedes experimentar a Dios, vale la pena". El primer ministro era un hombre muy inteligente, y le dijo: "Espera un poquito, no hay apuro. Puedes cortarte la nariz mañana. Déjame investigar primero, déjame averiguar lo que está pasando". 


Fue e invitó al "gran Maestro"... porque ahora se había vuelto un gran Maestro que había encontrado el atajo más corto hasta Dios. Uno no puede imaginarse que haya un atajo más corto. Lo invitó al palacio y el Maestro estaba muy feliz: estaba en el palacio. Lo llevó a un cuarto donde cuatro guerreros muy fuertes estaban listos... él no sabía lo que estaba pasando. El primer ministro dijo: "Dime la verdad, porque sino, estos cuatro te van a golpear, te van a torturar y te van a hacer tantas fracturas como sea posible hasta que digas la verdad". El hombre vio la situación y dijo: “La realidad es que mi mujer me cortó la nariz, no he visto a Dios ni nada. Por favor, no me tortures, me iré de la ciudad". Y el primer ministro preguntó: "¿Y qué pasa con los otros discípulos?". El dijo: "Nadie ha visto... pero una vez que alguien ha perdido la nariz, tiene dos alternativas: ser un santo o un tonto. Toda la ciudad se reiría diciendo: “Este idiota ha perdido la nariz, nosotros le decíamos que no lo haga pero él no quiso escuchar”. El primer ministro lo llevó hasta el rey, y cuando el rey lo escuchó, dijo: "¡Dios mío! ¡Si hubiese ido ayer, yo también habría visto a Dios!".



Puedes encontrar todo tipo de estupidez: sosténla con astucia, con habilidad, y el mundo está tan lleno de idiotas que siempre encontrarás seguidores. Todas esas religiones que existen no son sino diferentes versiones de la misma historia. 



Nadie ha visto a Dios, pero torturándote a ti mismo te vuelves un santo. Y luego se ve estúpido decir que torturarte ha sido inútil... que no has visto a Dios. Entonces es mejor quedarse callado. Te has vuelto tan respetable... con o sin Dios. No tenías ningún valor, eras un inútil, nadie te respetaba, ahora miles de personas te respetan. Es mejor que te quedes callado y disfrutes de tu respetabilidad. 

La lógica, los argumentos y la filosofía en manos de gente astuta y hábil, pueden crear toda clase de virtudes y morales en las que no puedes ver qué tienen de moral. Pero ellos pueden mostrar evidencias y siempre pueden traer algún testigo que diga: "Sí, está sucediendo".


Osho_El Dios que Nunca fue



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