Y una vez más analizando e incursionando en una terapia que ha alcanzado gran popularidad y está muy de moda. En el año 2014 ya había profundizado en el tema y recopilado datos para hacer estos 2 artículos:
https://violetaviolett.blogspot.com/2014/12/las-magicas-constelaciones-familiares.html
https://violetaviolett.blogspot.com/2014/12/cf-pocimas-del-lejano-oeste.html
Hoy vuelvo a investigar, a estudiar y hasta hice un curso de Constelaciones para poder opinar con conocimiento.
La inquietud surge después de ver la serie Mi Otra Yo, que ha alcanzado gran repercusión debido a que el tema son las Constelaciones familiares. Me gustó la serie, los actores, el libreto, pero no hay que dejar de olvidar que es una ficción, fantasía, y no es real ni sucede así en la vida diaria.
He conversado con muchísimas personas que han constelado y oh, sorpresa, todas tienen un secreto guardado en la familia, todas tienen un antepasado que cometió un abuso, un aborto, una violación, todas culpan a sus ancestros por los problemas que tienen en la vida actual, todas han encarnado para limpiar el árbol, sanar las heridas de los antepasados, terminar con el sufrimiento familiar, y a ser la oveja negra de la familia. Siempre repiten los mismos patrones con los consteladores.
Si son grupales algunos representan los roles de los familiares en el conflicto, aunque estén muertos y ni siquiera lo haya conocido quien constela. Si es individual juegan con muñequitos que los representen...
Constelaciones familiares: la pseudoterapia que culpa a antepasados y a las relaciones familiares de los problemas emocionales y de salud
La pseudoterapia de las constelaciones familiares sostiene que el origen de los problemas de salud, tanto física como mental, está en comportamientos de antepasados o en la estructura del núcleo familiar
Esta pseudociencia promete, sin ninguna evidencia científica, mejorar las relaciones personales así como tratar dolencias y enfermedades en base a representaciones y juegos de rol
El teólogo y autodenominado “psicoterapeuta” alemán Bert Hellinger, un antiguo combatiente alemán del ejército nazi y antiguo sacerdote, inventó las llamadas “constelaciones familiares”. El supuesto objetivo sería “liberar” a las personas de sus “tensiones/conflictos” que según propone en su esquema teórico –que carece de cualquier sustento científico–, vendrían de “generaciones pasadas y tienen sus raíces en los acontecimientos de la historia de la familia” tales como conflictos bélicos, violencia familiar o doméstica, y mil etcéteras. Estas “transmisiones” se manifestarían en forma de múltiples problemas de salud tales como depresión, migraña, cansancio, etc. Resumiendo, serían hechos emocionalmente intensos de nuestros antepasados que se transmitirían de generación en generación. Polémicas son muchas de sus declaraciones en el ámbito de los abusos sexuales, la homosexualidad o el incesto: "Violación o incesto crea una relación; el perpetrador debe recibir un 'debido respeto' antes de que la víctima pueda establecer relación con otro alguien", era una de sus máximas. "La homosexualidad puede resultar porque un niño asume de manera inconsciente los sentimientos de una tía o una tía-abuela fallecidas cuando no hay descendencia femenina en la línea descendente familiar" es otra de las perlas de Hellinger, que incluso se atrevía con el cáncer: "Una víctima de cáncer de mama puede querer morir secretamente por un conflicto inconsciente con su madre".
¿Cómo se transmitiría esa “información”? Por medio de la “resonancia mórfica”, una idea inventada por Rupert Sheldrake en 1981 que consiste en “la base de la memoria en la naturaleza… la idea de misteriosas interconexiones de tipo telepático entre organismos y de memorias colectivas dentro de las especies”. No sé cómo podría decirlo más claro: esta idea no tiene ningún sustento en el campo de la física moderna ni en el de la terapéutica.
Por último, podría plantearse, más allá de todo el galimatías que constituye esta pseudoterapia, que “aunque no sepamos cómo funciona, funciona”. En ese caso, habría que someterlo, como cualquier otra cosa, al rigor de las pruebas que indiquen que esto es así. Dichas pruebas, por supuesto, no están.
Esto no invalida que cualquier persona que concurra con conflictos leves puede sentirse mejor y beneficiada por la escucha empática y la contención emocional. Pero estos eventuales beneficios, obviamente, no son propiedad de ningún “arte de constelar”.
Este modelo pseudo científico surge a partir de las ideas de Bert Hellinger un filósofo, pedagogo y autodenominado psicoterapeuta quien sostuvo que los problemas que una persona vive en la actualidad son representaciones de trastornos o situaciones no resueltas por su familia, tanto la actual como de sus antepasados. El objetivo de las constelaciones familiares es, aparentemente, desligar a la persona de esas relaciones que va “cargando” consigo a través de una especie de representación teatral del problema en donde el “facilitador” guía hacia la supuesta cura.
Uno de los principales problemas de esto es que se oferta como una terapia, en donde prácticamente se vende como un remedio para todo tipo de patologías, desde depresión, ansiedad, adicciones, hasta bipolaridad y trastornos psicóticos.
Un poco de humor:
Recordemos que hasta el día de hoy no existe en el mundo ningún modelo terapéutico o incluso médico que sirva para todo y para todos, por lo que se concluye que lo que están tratando de vender es una mentira.
Por otro lado no existe en el mundo ningún estudio serio con bases científicas que avale la efectividad del modelo ni de sus procedimientos que muchas veces dejan a las personas en estados de crisis cuando la situación se les sale de las manos y el supuesto profesional no sabe qué hacer al desconocer de temas de salud mental.
“En las Constelaciones Familiares te invitan a inventar un problema que viene de antepasados que quizás no conociste.
“Una amiga me contó que así ‘descubrió’ un problema que tenía y una misión/obligación en su vida, a causa de una hermana suya que había muerto antes que ella misma naciera.
“En resumen, quien dirige la sesión la pone en esa situación perversa de buscar y luego fabricarse un problema que no existía.
“Mi amiga le pagó por su ‘ayuda’ y me la recomendó. Para mí es muy doloroso verla metida en esa y otras prácticas tóxicas.
“Ella se dejó encerrar en una posición de fanatismo según la cual no se puede decir nada negativo porque decirlo ‘provoca’ lo negativo.
“Dice que ‘creo la realidad al decirla’. Por lo tanto, ya no puedo intervenir: me prohibió que le hable del tema y tampoco quiere hablar.
“Lo que yo digo es que para tratar de cambiar una realidad hay que conocerla.
“Realmente perverso.
Echar la culpa de lo que nos pasa a los ancestros es perverso, es no hacerse cargo de las decisiones y acciones tomadas en la vida y poner como disculpa a que la abuela, bisabuela, tatarabuelo es el culpable y por eso reaccionamos así. Salir del papel de víctima no es culpando a otros ni evadiendo nuestra responsabilidad.
Las personas que practican este tipo de terapias no necesitan un título médico o psicológico y se basan en sus propias experiencias o en algún curso que han tomado.
Por lo tanto es muy importante estar pendientes de con quién nos atendemos ya que estos modelos sustentan sus supuestos resultados en la sugestión y la empatía que se puede generar con el grupo o con el facilitador.
Por último, no debemos olvidar que un psicólogo que practique este tipo de procesos está violando su código ético al estar ofreciendo una práctica pseudo científica, lo que también puede traer consecuencias legales.
No se relaciona con beneficios más allá del placebo, pero sí con las consecuencias negativas derivadas de toda pseudoterapia: problemas en el diagnóstico, el tratamiento, económicos y de relaciones con el entorno de la persona que se somete a ella.
Desde “resolver todo lo desordenado en nuestro sistema emocional y mental” hasta curar enfermedades como el cáncer: estos son los resultados que promete y sobre los que presume una pseudoterapia conocida como constelaciones familiares. Según sus adeptos, se trata de una técnica que, a través de la escenificación y la representación del entorno familiar, permitiría “disfrutar de relaciones más sanas y conscientes” al descubrir si se están repitiendo o no patrones de comportamiento "heredados" de la familia. Con ello, también asegura ser capaz de poner fin a dolencias y enfermedades, a las que se refiere como “manifestaciones de estos problemas vitales”.
Sin embargo, no hay ninguna evidencia científica de que las constelaciones familiares sean útiles o eficaces para tratar enfermedad o malestar alguno. Su práctica no solo no es beneficiosa, sino que se relaciona con las consecuencias negativas que rodean a toda pseudoterapia. Entre otras, una mayor posibilidad de diagnóstico tardío de enfermedades y de abandono de los correspondientes tratamientos médicos, lo que empeoraría el pronóstico, además de sentimientos de culpabilidad en el paciente con respecto a su enfermedad o situación familiar, empeoramiento de las relaciones con su entorno y estafa.
No hay ninguna evidencia que sostenga las afirmaciones y los resultados propuestos por las constelaciones familiares
En el contexto de esta pseudoterapia se entiende al individuo como un ser cuyo desarrollo y posibilidades de acción están influenciados en gran medida por la historia de generaciones anteriores y por reglas y patrones tradicionales. Es decir, parte de su salud física y mental, así como de su capacidad de decisión, dependerían del comportamiento de sus antepasados, pero también de la estructura del núcleo familiar, especialmente si es disfuncional.
“La práctica consiste en una serie de juegos de rol [...] que escenifican las relaciones familiares de una persona, a las que denominan ‘constelación’. Estas teatralizaciones tienen un alto contenido sugestivo y van encaminadas a que la gente comprenda y solvente los problemas de su respectiva constelación”, explica desde la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) Angelo Fasce, filósofo de la ciencia experto en neurociencia. También se utilizan otros modelos de representación, como la interacción a través de muñecos de juguete o similares.
Según sus adeptos, la ‘energía’ o ‘consciencia familiar’ poseería a los participantes durante la puesta en escena, “encarnando así a los familiares de las personas afectadas”, añade Fasce. Sin embargo, además de no existir evidencia, estudio, investigación o propuesta rigurosa de que esto sea así, los postulados de esta pseudoterapia contradicen todo lo que sí se sabe actualmente y se ha demostrado sobre la medicina.
Gabriel Lucero también nos divierte con su visión acerca de las constelaciones.
Los peligros de esta práctica: "Son varios. El primero es evidente: el riesgo económico. Estás yendo a una falsa terapia donde te harán pagar alrededor de 50-100€ la hora. A veces, la primera es gratis, como en las drogas. Y te convencerán de que tienes que asistir muchas más veces para tratar el motivo que te lleva allí. También es evidente el riesgo de salud. Estás yendo a una falsa terapia. Vas a salir de allí con el mismo problema con el que entraste, mal tratado, y probablemente te hayan generado conflictos o recelos con miembros de la familia" Emilio Molina
Mientras, los consteladores se siguen forrando. Cobran hasta 80 euros por cada sesión. Pero además comercializan cursos que llegan a costar hasta 900 euros, para enseñar a constelar. Un dinero fácil para charlatanes. Estos cursos, además, no están regulados por ningún colegio oficial, por lo que controlar su distribución es prácticamente imposible.
Y para finalizar con una sonrisa... Ah, y los registros son para un próximo artículo...